Modificar conductas de vida evita enfermedades no transmisibles
Incluye
El tabaco cobra más de 7.2 millones de vidas al año; el consumo excesivo de sal provoca el descenso de 4.1 millones de personas, mientras que la ingesta desmedida de alcohol representa un alto porcentaje de fallecimientos anuales en la región de las Américas; previéndose que estas cifras aumenten considerablemente en los próximos años.
Los factores de riesgo conductuales modificables como el consumo de tabaco, la inactividad física, las dietas inadecuadas y el uso nocivo del alcohol aumentan el riesgo de enfermedades no transmisibles como el aumento de presión arterial, obesidad y concentraciones elevadas de glucosa o grasas en la sangre; lo que genera serias complicaciones en la salud de grupos jóvenes y adultos mayores.
En términos de muertes atribuibles, el principal factor de riesgo metabólico es la presión arterial elevada, al que se atribuyen el 19% de las muertes a nivel mundial; el segundo lugar lo ocupa el sobrepeso y obesidad, seguido de la glucosa sanguínea elevada.
Según la Organización Panamericana de la Salud -OPS-, los factores de riesgo relacionados, las discapacidades, los trastornos mentales y neurológicos aumentan el abuso de sustancias que provocan enfermedades no transmisibles, por lo que actualmente la promoción de la salud emocional y mental ha tomado mayor relevancia, pues está comprobada su conexión o correlación con algunas enfermedades como las anteriormente mencionadas.
Por esta razón el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social -MSPAS- invierte constantemente en la promoción de los programas de salud mental y la atención primaria en salud, que es la base médica en la cual la población guatemalteca puede encontrar de forma segura y gratuita atenciones inmediatas, según sus necesidades; tanto físicas, como emocionales.
A través de esfuerzos estratégicos institucionales y de colaboración multisectoriales los servicios de la red pública de salud se fortalecen permanentemente, en aras de proteger la salud de las personas, por medio de políticas públicas, programas especializados y servicios prioritarios. Todo esto contribuye a reducir los riesgos de enfermedades, mejorando el bienestar físico, mental y social de la población.


